domingo, 24 de abril de 2011

Hercules Poirot en Salamanca

La novela de García Jambrina Manuscrito de la nieve (Alfaguara, 2011) presenta una intriga policiaca desarrollada en Salamanca durante el siglo XV. Como historia detectivesca es bastante floja: el malvado es de una ingenuidad desusada, el investigador deja crimenes sin resolver, y el narrador formula, en el último capítulo, una hipótesis infundada sobre don Diego Hurtado de Mendoza y su relación con el famoso libro que la paleógrafa gaditana Agulló, le atribuye desde el 2010, y que no voy a mencionar aquí por si alguno se lee la novela. Con todo, a pesar de tantos defectos, tiene gracia en la recreación histórica de la ciudad y del ambiente político-social de finales de la década 1490-1500. El argumento se basa en la demanda que el Maestrescuela hace al converso Fernando de Rojas, estudiante de Leyes, para que ejerza de pesquisidor en las circunstancias que rodearon la muerte y mutilación del también estudiante Diego de Medrano, hijo de un antiguo linaje que desde hace unos años se halla ausente de la ciudad. En sus investigaciones Rojas se ayuda del muchacho que, por casualidad, descubrió el cadáver. Se trata de un huérfano nacido en Tejares que responde al nombre de Lázaro González, y al que apodan "de Tormes". Por supuesto, en la intriga no puede faltar el poderoso arzobispo de Santiago don Alonso de Fonseca y Acevedo (Alonso II, inventor de la frase: "El que se fue a Sevilla perdió su silla"), los bandos salmantinos de Santo Tomé y San Benito, las concordias de 1476 y 1493 propiciadas por la reina Católica, los esfuerzos pacificadores de San Juan de Sahagún, la calle de “Tente, necio”, “El Pozo amarillo” y los principales linajes de la época: Maldonado, Solís, Anaya, Monroy, Varillas, etc.

Quienes conozcan la ciudad, sonreirán con ella a pesar de que, como trama policial deja bastante que desear. Se lee de un tirón y dura un trayecto de AVE.