domingo, 28 de junio de 2009

Hispano- Suiza

El Ayuntamiento de Guadalajara acaba de comprar un Hispano- Suiza para conservar la memoria de la factoría que se ubicó a principios de siglo en esa ciudad.
¿Sabían ustedes que la Hispano-Suiza fabricó 60.000 motores para los aliados entre 1914 y 1918? Yo, hasta ayer, no. El éxito comercial de la marca se basaba en la fiabilidad de los mismos cuando eran montados sobre un aeroplano. En el aire, el prestigio de los motores Hispano-Suiza era superior a la de los ,ya entonces míticos, Rolls-Royce. Los ases de la aviación gala exigían motores de esa marca española y al calor de las hélices vino la venta de camiones, camionetas y automóviles pues, como pueden ustedes imaginar, no tuvieron 60.000 aviones los aliados en ningún momento de la guerra.
La fabrica de Guadalajara funcionó desde 1917 hasta 1936, en esas fechas, por la cercanía del frente y para evitar que cayera en las manos de los nacionales, se trasladó a Alicante para nunca volver. Hoy los barracones de la H-S son una ruina de la que periódicamente hay que expulsar a los habitantes de los aduares gitanos que la colonizan de tanto en tanto. Nadie o casi nadie recuerda que en sus barracones se fabricaron los elegantes Hispano-Breguet y el autóctono Hispano-Barrón que nutrieron las escuadrillas de Primo de Rivera y de la República hasta la llegada de los cazas rusos, italianos y alemanes en nuestra guerra civil.
También se fabricaron camiones y un modelo de camioneta muy adecuado para las fuerzas armadas que llevo el nombre de "Guadalajara" y que puso a prueba sus sistemas de supensión en los caminos de herradura del Rif.
El motivo de la instalación de la fábrica en la ciudad alcarreña no era otro que la cercanía del Regimiento de Aerostación (o "de globos", como le llamaban los paisanos) y la siempre añorada Academia de Ingenieros que nutría de cerebritos las escuadrillas del servicio, todavía no "Ejército", del aire. Nunca han vuelto unas fuerzas armadas a tener tanta "ciencia: matemática, geodesia, eletrotecnia, castramentación, mecánica, etc." aferrada a las palancas de un aeroplano. Uno de esos oficiales del Arma de Ingenieros, José Ortíz de Echagüe, montó el primer servicio de reparación de aeroplanos en Marruecos, la empresa C.A.S.A. durante la Guerra Civil, y SEAT, al comenzar la posguerra; por si fuera poco, era un fotógrafo de primera cuyos trabajos pueden admirarse en la colección que uno de sus hijos legó a la Universidad de Navarra.
José Ortíz de Echagüe era de los que fabricaban personalmente el papel fotográfico y las emulsiones de revelado. Artísticamente estaba muy influido por su hermano- el pintor impresionista que murió en Argentina- y sus trabajos (los del ingeniero) recuerdan los cuadros Soroya, de Regoyos, de Zuloaga y de tantos pintores de principios de siglo que se acercaron a las tradiciones de la España profunda con interés y veneración.
Volviendo al comienzo, la Hispano-Suiza se disolvió al terminar la Guerra Civil, parte de sus talleres y materiales pasaron- creo a ENASA-Pegaso, parte a Hispano Aviación, parte a CASA y el resto (papeles, nombre, álbum fotografico) lo posee una empresa catalana denominada "Perelada" que gestiona campos de golf, eventos festivos y culturales y negocios afines.
Creo que la marca se merece una buena investigación y sería un placer emprenderla.

miércoles, 24 de junio de 2009

Caligrafía

El instituto en el que trabajo ha tenido la humorada de convocar un congreso de institutos históricos, entendiendo por tales los que fundaron las diputaciones provinciales en el lejano siglo XIX. Eran tiempos en los que el presidente de la diputación era el "Jefe Político Provincial", es decir el Delegado del Gobierno actual; y no un cargo elegido por los diputadetes comarcales. Que tu propio centro convoque un evento así te compromete y te joroba, te compromete porque ¿cómo vas a negarte a preparar una comunicación o una ponencia si te lo pide un compañero con el que te tomas cañas todas las semanas? Te joroba porque no sabes de qué hablar.
En este tipo de congresos los participantes sacan pecho y presumen de que en su centro estudió Gregorio Marañón o Santiago Ramón y Cajal; y como en el Brianda de Mendoza no han estudiado Lope de Vega ni Severo Ochoa (como mucho, estuvo matriculado Clarín, aunque no aparece en las actas de junio), y en el terreno de alcarreños ilustres de la era liberal lo más que llegamos es a un biólogo volakupista, he tenido que ingeniármelas para dar con Eufrasio Alcázar Anguita, quien me ha proporcionado suficiente materia como para hacer una comunicación de diez minutos y luego dedicarme a comer (que es a lo que se va a este tipo de congresos "pedagógicos").
El buen Eufrasio Alcázar era un jienense licenciado en Filosofía y Letras que, fuera de toda lógica, cambió un destino docente en sitio tan agradable como la tacita argéntea, por el áspero poblachón de Arriaca (Guadalajara) en 1928 para ocupar la plaza de profesor de Ayudante de la sección de Letras. Don Eufrasio era profesor excedente de Caligrafía, asignatura a la que los estudiantes del pasado dedicaban muchas horas y que tenía un importante reflejo en la vida comercial.
Actualmente, sólo practican la caligrafía artística los estudiantes de diseño, los raritos y alguna gente deprimida a la que los psiquiatras se la recomiendan por tratarse de una actividad que exige concentración, sosiego y que proporciona pequeñas alegrías siempre estimulantes. Es decir, un camino hacia el zen a través de la caligrafía.
Aquello de Machado "despacito y buena letra / que el hacer las cosas bien / importa más que el hacerlas", ha pasado a la historia como una abstrusa sentencia poco menos que incomprensible para los alumnos de hoy. Como docente, añoro la cuidada letra de las alumnas de no hace muchos años, ya que las tiorras del 2009 (la palabra es de Unamuno) escriben como carboneros achispados. Mi propia grafía, que nunca ha sido muy buena, degenera diariamente por el tecleteo y ratoneo del ordenador y dentro de poco acabaré firmando los cheques con un aspa. Pero me estoy desviando del propósito inicial que no era otro que presentar a E. Alcázar Anguita.
Además de crear unas plantillas para hacer letra gótica, inglesa, bastardilla (o redonda) y diversas modalidades de iniciales ornamentales; este hombre tradujo novelas del francés, escribió romances para la representación teatral ("Evocación de Lope"), una novela local ("Amor en el Infantado") y diversos tratados de peritación caligráfica que fueron utilizados por los peritos calígrafos de las policías judiciales iberoamericanas, así como por quienes trabajaban para los juzgados españoles.
El profesor Alcázar residió en Guadalajara hasta julio de 1936. En esa fecha, la cocinera de la familia, que tenía un novio de la UGT, le avisó de que, por ser persona de misa y orden, estaba en la lista negra de las detenciones que se iban a practicar esa semana. Tras tan instructiva conversación, la familia en pleno tomó "el tren corto de Guadalajara" y se bajó en Atocha para buscar escondite. Nunca regresó a esta ciudad en la que imprimió la mayoría de sus obras.
(Seguiré)

viernes, 19 de junio de 2009

De islas, tesoros y novelista: reflexiones sobre una lectura.

Acabo de leer el libro de Alex Capus la otra isla, cuyo título original es "Reissen mit Licht der Sterne" y lo publica la editorial Lumen
Capus es un narrador francés, en concreto, normando, afincado en Suiza que escribe en alemán y que ha publicado, con éste, por lo menos siete libros.
La otra isla es ensayo biográfico sobre la estancia de Robert Louis Stevenson en Samoa.
Tiene por objeto intrigar a lector con la posibilidad de que los Stevenson hubieran encontrado el tesoro de la catedral de Lima, robado en 1820 por el capitán Thomson y llevado, según la unánime confesión de la tripulación al ser sometida a tormento por las autoridades virreinales, a la isla del Coco. Desde entonces, varias decenas de expediciones (podrían acercarse a un centenar) han intentado rescatar las joyas y el oro macizo (una Virgen con Niño de tamaño natural) que se ocultaría en esa isla costarricense del Pacífico, sin que los denodados esfuerzos y medios empleados (detectores de metales, buldozers, dinamita, “mapas auténticos”, etc.) hayan podido rescatar un gramo de oro o tan solo una piedra preciosa.
El título español responde mejor al contenido del libro que la poética -y ambígua- frase del original, pues el punto fuerte de Capus no es "el viaje a la luz de las estrellas"; sino una sugestiva hipótesis, la de que la isla del Coco que ocultó y oculta el tesoro no fuera la costarricense, sino Tafahí, a doscientas sesenta millas al norte de Samoa y a un par de millas más de la casa que se construyó Stevenson entre los samoanos.
Entrando en materia, lo mejor de la argumentación reside en que esa isla del Reino de Tonga fue bautizado como "Cocos Eylandt" por el nerlandés Jacob LeMaire, que la descubrió en 1616. Además, con tal nombre figuró en los cartuarios holandeses y británicos de los siglos XVII y XVIII. Como la navegación desde las costas de Perú puede hacerse fácilmente si se deja uno llevar por las corrientes marinas y por los vientos alisios- como demostraron Thor Heyerdahl y su Kon-Tiki- no es imposible que Thomson, o el pirata español Benito Bonito, hubieran elegido ese lugar para esconder unos tesoros que no podían pasar inadvertidos a ninguna de las autoridades portuarias del continente americano. Ya lo habían hecho, como menciona Capus, los filibusteros del "Port au Prince" en 1806, con muy mala fortuna, por cierto, pues fueron degollados por los isleños al día siguiente de su llegada y legaron el oro y el navío a unos polinesios que minusvaloraban el primero y que quemaron el segundo para extraer las piezas de metal y fundirlas con objeto de transformarlas en hachas, cuchillos y puntas de lanza. El cambio de nombre que supuso adoptar el nativo, "Tafahí", en lugar del nerlandés "Cocos Eylandt" se produjo a principios del siglo XIX, la coincidencia de nombres y de cambios, así como la cercanía o distancia de la costa americana hicieron que las autoridades españolas no imaginaran que la "isla del Coco" pudiera ser otra distinta de la que se yergue al norte de las Galápagos. Llegados a este punto hay que aclarar que Thomson y su lugarteniente Keating -únicos miembros de la tripulación que no se habían bamboleado en las sogas de los patíbulos peruanos- echaron a correr hacia la jungla en un descuido de los soldados españoles que les habían conducido hasta la actual "Isla del Coco", y no fue posible encontrarlos dada la frondosidad de la vegetación; aunque los rescató, un par de años después, una ballenera de Vancouver que estaba haciendo la aguada y que se los tomó por naúfragos.
Hasta aquí lo util: la historia del descubrimiento, del robo del tesoro catedralicio y lo que tiene de biografía de Stevenson. El resto del volumen naufraga entre hipótesis que aprovechan los "lugares de indeterminación" que no han conseguido elucidar los demás biógrafos del novelista escocés. Con arte de componedor de rompecabezas, el autor francés formula sugestivas ideas que se quedan en meras conjeturas, sin el menor grado de demostración, aunque con hábil capacidad de persuasión. Pertenece, pues, al mundo del ensayo y de la ficción-historicista: sugerencia, encaje de datos espigados y dispuestos con habilidad; y el típico discurso del que pretende demostrar que Cristobal Colón nació en Leganés. A pesar de tales defectos, se lee con el agrado de una buena novela de aventuras.

martes, 16 de junio de 2009

El autoprendizaje

Un sobrino mío quiere empezar unos estudios relacionados con la comunicación y el periodismo (no sé el nombre exacto de los estudios en este mundo de titulaciones gaseosas y cambiantes). Además, ha cometido la imprudencia de solicitar una orientación bibliográfica y no he encontrado nada mejor que enviarle el siguiente "corpus raphaelisticum" para que se lo vaya trabajando durante los próximos tres años:
Ciento veinticinco libros para formar a un buen humanista / periodista según mi modesto parecer.
El presente corpus es un plan de lectura para tres años y medio. Supone un buen ritmo de lectura semanal: los libros de cuentos y relatos breves se pueden leer cómodamente uno a la semana, los libros gruesos, uno cada dos o tres semanas; finalmente, los manuales universitarios, un mes. Mi consejo es que pegue usted la lista en un corcho y vaya tachando.

NARRATIVA:

Novelas del siglo XX y una del XIX que un estudiante de humanidades/periodismo debería leer
  • Georges Bernanos: Diario de un cura rural
  • Ray Bradbury: Farenheit 451,
  • Alfredo Bryce Echenique: Un mundo para Julius
  • Mijail Bulgakov: El maestro y Margarita
  • Truman Capote: A sangre fría
  • Camilo José Cela: La familia de Pascual Duarte
  • Joseph Conrad: El corazón de las tinieblas
  • Eugenio Corti: El caballo Rojo
  • Raymmond Chandler: El sueño eterno
  • Miguel Delibes: Las ratas
  • Wiliam Faulkner: Absalón, Absalón
  • Francis Scott Fitzgerald: El Gran Gatsby
  • García Márquez: El coronel no tiene quien le escriba
  • Graham Greene: El poder y la gloria
  • Ernest Hemingway: El viejo y el mar.
  • Kazuo Isheguro: Los restos del día
  • Henry James: Otra vuelta de tuerca
  • James Joyce: Retrato de un artista adolescente
  • Ismail Kadaré: Tres cantos fúnebres por Kosovo
  • Franz Kafka: La metamorfosis
  • Jan Kross: El loco del Zar
  • Guiseppe Tomasso di Lampedusa: El Gatopardo
  • Thomas Mann: Los Budenbrook
  • Sándor Márai: El último encuentro
  • Eduardo Mendoza: La ciudad de los prodigios
  • Izmail Metguer: La quinta esquina
  • Vladimir Nabokov: Habla Memoria
  • George Orwell: Rebelión en la granja
  • Boris Pasternak: Doctor Zivago
  • Georges Perek: La vida, instrucciones de uso
  • Benito Pérez Galdós: Fortunata y Jacinta.
  • Joseph Roth: La marcha Radetzki
  • Antoine de Saint Exupéry: El principito
  • J. D. Salinger: El guardián en el centeno
  • Mijail Sholojov: El Don apacible
  • Alexander Soljenitsyn: Un día en la vida de Iván Denisovitch
  • John Steinbeck: Las uvas de la ira
  • Antoni Tabucci: Sostiene Pereira
  • J.R.R. Tolkien: El señor de los anillos.
  • Mario Vargas Llosa: La fiesta del Chivo
  • Evelyn Waugh: Retrono a Brideshead
  • Edit Warton: La edad de la inocencia.
  • Stefan Zweig: Carta de una desconocida.

ALGUNOS LIBROS DE CUENTOS IMPRESCINDIBLES

  • Ignacio Aldecoa: Cuentos (Completos en Alfaguara; pero cualquier antología es buena)
  • Julio Cortázar: Autopista hacia el sur. (ídem que Aldecoa)
  • E.T.A. Hoffmann: Cuentos, Alianza.
  • Washington lrving: Cuentos de la Alhambra, Alianza.
  • Nathaniel Hawthorne: Wakefield y otros cuentos, Alianza.
  • Edgar Alan Poe: Narraciones extraordinarias, Alianza.
  • Nikolai Gógol: Historias de San Petersburgo, Alianza
  • Nikolai Gógol: La nariz y otros cuentos, Anaya.
  • Mark Twain: El hombre que corrompió a una ciudad, Espasa Calpe.
  • Mark Twain: Cuentos humorísticos, Ediciones Akal.
  • Mark Twain: Nuevos cuentos, Espasa Calpe.
  • Guv de Maupassant: El Horla y otros cuentos fantásticos, Alianza.
  • Guv de Maupassant: La vendeta y otros cuentos de horror, Alianza.
  • Robert Louis Stevenson: El diablo de la botella y otros cuentos. Alianza.
  • Robert Louis Stevenson: Las nuevas mil y una noches, Alba Editorial.
  • OscarWilde: Cuentos, Magisterio Español.
  • OscarWilde: El crimen de Lord Arthur Saville.(Cualquiera)
  • OscarWilde: El fantasma de Canterville, Acento.
  • Chéjov: Cuentos imprescindibles, Lumen.
  • Chéjov: El pabellón número 6, Alianza.
  • O’Henry: Cómo asaltar un tren, Del Bronce.
  • Chesterton: El candor del padre Brown, Anaya.
  • Chesterton: El hombre que sabía demasiado, Valdemar
  • Jack London: Relatos, Cátedra.
  • Jack London: Cuentos de los mares del sur, Alianza.
  • lsak Dinesen: Cuentos de invierno, Alfaguara.
  • Katherine Mansfield: Preludio y otros relatos, Alianza.
  • J. R. R. Tolkien: Egidio, el granjero de Ham, Montesinos.
  • William Saroyan: Nena, querida, Laia.
  • Roald Dalh: Relatos de lo inesperado, Anagrama.
  • A. C. Clarke: El viento del sol
  • A. C. Clarke: Relatos de la era espacial, Alianza.
  • A. C. Clarke: Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco, Alianza.
  • J. D. Salinger: Nueve cuentos, Edhasa.
  • Ray Bradbury: Las doradas manzanas del sol.
  • Ray Bradbury: Remedios para melancólicos,
  • Ray Bradbury: Crónicas marcianas. Minotauro.
  • Truman Capote: Un árbol de noche, Anagrama.
  • Flannery O'Connor: El negro artificial y otros escritos, Encuentro.
  • Flannery O'Connor: Un hombre bueno es difícil de encontrar, Lumen.
  • Raimond Carver: Catedral.
  • Raimond Carver: De qué hablamos cuando hablamos de amor.
  • Raimond Carver: Tres rosas amarillas, Anagrama.
  • Tobias Wolf: De regreso al mundo.
  • Tobias Wolf: La noche en cuestión, Alfaguara.

LIBROS DE HISTORIA:

  • CERAM, C. W.: Dioses tumbas y sabios, Destino
  • CHUDOVA Bodhan: Rusia y el Este de Europa, Rialp
  • COMELLAS, José Luís: Historia de España moderna y contemporánea. Rialp
  • GUERRA, Manuel: Historia de las religiones.
  • HAZARD, Paul: La crisis de la conciencia europea.
  • JOHNSON, Paul: El nacimiento del mundo moderno, Vergara
  • JOHNSON, Paul: Historia de los Estados Unidos, Vergara
  • JOHNSON, Paul: Tiempos Modernos, Vergara
  • ZWEIG, Stephan: Fouché, Ed Juventud
  • ZWEIG, Stephan: Momentos estelares de la Humanidad. Juventud

GUIONISMO:

  • PARKER, Philip: Arte y ciencia del guión, Ma non troppo
  • SEGER, Linda: Como convertir un buen guión en un guión excelente. Rialp
  • SEGER, Linda: Creando personajes inolvidables, Paidós

PENSAMIENTO Y POLÉMICA:

  • ALVIRA, Rafael: Qué es la libertad
  • CAFFARRA, Carlo: Sexualidad a la luz de la antropología y de la Biblia.
  • CASTELLANI: Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI, Encuentro
  • CHESTERTON: La superstición del divorcio.
  • FRANKL, Víctor: El hombre en busca de sentido.
  • HERVADA, Javier: Diálogos sobre el amor y el matrimonio.
  • JAKI, Stanley: Ciencia, fe, cultura.
  • JOUVENEL, Bertrand de: Los orígenes del Estado moderno.
  • LEWIS, C. S.: Los cuatro amores.
  • LLANO, Alejandro: Gnoseología.
  • LUSTIGER: La elección de Dios.
  • MOELLER: Sabiduría griega y paradoja cristiana .
  • PASQUA, Hervé: Opinión y verdad.
  • PLATON: Apología de Sócrates.
  • REVEL: François: El conocimiento inútil
  • REVEL: François: La gran mascarada.

lunes, 15 de junio de 2009

Vita Beata

"Pues la sangre de los godos
¿en qué para?"

Estar mucho en los bares.
Ver la televisión.
Leer apenas nada.
Hablar de fútbol.

Votar por los pronombres posesivos.
¿Pensar? No, nunca.
Mucho cine español
y películas guarras.
Haberse separado varias veces.

Fumar algún canuto
y anegar en licor
esa dolencia
del fracaso escolar de los chiquillos.

La impotencia
de ver como la llaga
de la familia rota
sangra en los hijos.