lunes, 8 de marzo de 2010

Las aborteras del Raval

Como salidas de un meublé del barrio Chino para exhibir su sucia piel y sus vergüenzas. Tiznadas en el cuerpo y en la psique por las tintas del eslogan y de la ideología, unas tiorras en fase pubertal han defendido ayer en Barcelona la barra libre de la ley del aborto con calculado exhibicionismo y consciente porneia. No nos debe extrañar. En estos pagos del oeste del continente que antaño fuera Europa, hace un siglo, por lo menos, que aborto y pornografía forman el enlace covalente y bipolar de la cultura de la muerte. Son los dos bornes, el ánodo y el cátodo, del suicido cultural y moral con el que está agonizando esta vieja civilización. La segunda conduce al primero por caminos bastante comprensibles, el primero -el aborto- permite creer que la segunda es irrelevante; ambos terminan mal porque, ya nos lo dijo Mallarme: “La chair est triste, hélas!”

La tías, me niego a calificarlas de otra forma, que ayer en Barcelona enseñaban sus carnes han emprendido sin saberlo un billete de ida al “Ennui désolé”. En un país sin niños, en el que el suicidio es ya la principal causa de muerte no médica (eso que creíamos que sólo pasaba en Suecia) lo que menos necesitamos es a esas manifesteras y los que las jalean. Ignorantes, por no haber entendido ningún libro, corren deprisa hacia la desesperación. Cuando vengan los fracasos afectivos, profesionales, personales, políticos y hasta económicos necesitaran algo más que un eslogan para sobrellevarlo. Cuando descubran que su cuerpo tan suyo ya no interesa a nadie porque se les ha quemado prematuramente el arroz y descubrirán que lo que necesitaban de verdad era la mirada de un hijo para seguir luchando; pero ya será muy tarde: Naufragarán perdidas, sin mástiles, ni fértiles islotes. Y nos daremos colectivamente cuenta de que necesitamos todos, nosotros y ellas, es una “jeune fille qui allaitait (amamanta) son enfant”.



1 comentario:

  1. je t'aime aussi.Dice Fernando que estamos en un mundo convulso y revuelto.
    Pepe

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