Oficios inverosímiles: destructor de informes periciales
Serafín "El Bonito" no es un personaje de Valle-Inclán, tampoco es un espectro del pasado, sino que, como el personaje machadiano, don Serafín "no es de ayer, ni es de mañana, / sino de nunca; de la cepa hispana". "El Bonito" se ha reingresado en el Cuerpo Nacional de Policía después de una excedencia de pocos años. Brisas de perfumería y vaharadas de veguero de Vuelta Abajo todavía le preceden por los laberintos del Ministerio de la (Des)Gobernación, que ahora denoniman de "Interior". En el interior más interno del Interior, su magín incesante, imagina esperpénticas tramas y versiones para hacer tragar a los españolitos el insufrible dolor de unas bombas que se llevaron doscientas vidas.
Para que cuele, se necesita deformar los datos con matemática de espejo cóncavo. Por el momento, los jueces incorruptibles de Nüremberg, los Spencer Tracy de "Vencedores y vencidos", se han ido a pasear al callejón de Gato (Juan Álvarez Gato, junto a Sol) para ofrecernos el esperpento, esa deformación grotesca de juicio que fue el del 11-M (¡Vale ya!). Una versión oficial a la que le crecen los agujeros como si la estuviera perforando la tuneladora de Gallardón.
Ayer mismo, parece haberse enterado un señora Juez de que los TEDAX destruyeron pruebas y amañaron informes periciales en dependencias interiores, muy interiores, íntimas, de edificios del Ministerio de lo Interno. Serafín El Bonito- anillacos de oro agitando y rizos flamencos- aventa a los curiosos con mucha tranquilidad. Tiene la conciencia segura de que si algún presidiario, o candidato a serlo, no catalán pregunta "¿Qué dirá mañana la Prensa canalla?". Lza respuesta invriable será idéntica a la de Max Estrella: "Lo que le manden".
Y nosotros aquí, a masticar ortigas.
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